Nunca me canso de disfrutar de los paseos allí, por el campo abierto, ya con algún grillo cantarín, la linea de pinos al horizonte, tapizando un mar azul oscuro que aparece más allá, pleno, luminoso, entre dos altas matas de zarza y retama.
A la izquierda el bosque de eucaliptos está abatido, las ramas azules, ya resecas ... Este bosque que ya no existe, y cuyo destino predecíamos..