Te conté que...
El olor amargo a musgo y barro impregnaba el aire.
Y entre las agujas pardas se insinuaba una carne jugosa y reluciente.
Un sombrero cubierto de viscosidad brillante, un olor fresco y profundo como la madera más apretada.
Ya la tierra sosegada, tranquila y oscura, regada en abundancia, se reconforta. Y de ella empiezan a crecer frutos. Tantos, tan ricos, coloridos, tan generosa!
1 comment:
very nice
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