Te conté que...
Estaba sentada en una roca húmeda, y veía cómo se zambullía una y otra vez un cormorán saliendo cada vez sin triunfos. Y otro pequeño grupo observaba desde la roca, una gran roca como una isla en medio de las olas oscuras.
Te conté que..
Otro día me acerqué desde arriba, y veía la arena clara, amarillo pastel, rogando al cielo tormentoso que no descargase. Y en la orilla un reguero granate de algas esperaban ser devoradas de nuevo por la ola, alejada allá, casi en el horizonte, adivinándose su espuma más blanca aún que la luz pálida de aquel día.
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