De camino a Asturias en estas pasadas Pascuas, pasé como un suspiro por Madrid, que apenas conozco.
Además del cocido y rabo de toro, el parque del Retiro fue con diferencia lo que más me gustó.. qué majestuoso, avenidas de arena clara y cipreses, los antiguos puestos de pipas y frutos secos que rememoran otros tiempos.. al Norte naves de arquitectura decimonónica, rodeadas de altísimos y escultóricos pinos romanos, y el cielo arriba tan azul castellano... un oasis en la apestada de tráfico y ruidosa capital.
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